Llegaron al lugar del que ya no pueden ir a ninguna parte, ninguno de los dos aprendió a ceder ante el otro.
Se encuentran nadando en un mar de silencios, ninguno se anima a decir la primer palabra.
Y así la marea los aleja cada vez más y así empiezan a entender.
Todo aquello que dejaron de lado para no ser quien no tiene razón  los momentos que dejaron pasar porque gano el orgullo.
Y así ahora realmente se sentían lejos, sabían que esta vez estaban lejos, pero todavia ninguno se animaba a decir la primer palabra.
No podían entender como no vieron antes una salida, cuando ahora se veían tan claras las cosas desde el fondo. Tanto tiempo creyendo y pensando que la culpa era del otro y nadie se detuvo a mirar sus culpas.
Y ahora en este momento, realmente sentían dolor, realmente sentían culpa de ser ellos mismos los que movían ese mar que los alejaba.
El sentimiento de miedo se apodero de ellos, de que servia entender todo ahora, si se estaban perdiendo?.
Como salir a la superficie si el impulso estaba lejos, cada segundo más.

De repente en aquel silencio impenetrable se escucharon dos gritos que se hicieron uno y mar se volvió calmo. Aquel día aprendieron a calmar su mar.