Si te comparara con algo serias el mar.
Siempre supe que podía nadar en vos pero también que cuando quisieras podrías devolverme a la orilla.
Que en temporales debía alejarme porque eran tus momentos, que no importaba cuan fuerte seas, te volvías calmo para mi.
El único problema siempre fue que como venias te ibas, vos decidías todo, y claro yo, no podia pretender cambiar el mar.
Con el tiempo fui aprendiendo tus formas, tus movimientos pero sin embargo aun no se ni la mitad de lo que es tu inmensidad.
Nunca tuve miedo de sumergirme en vos, pero siempre que lo intento me impulsas a la superficie nuevamente, como si no quisieras que llegue al fondo.
Me meces en calma y con la sal curas las heridas, me adentras a un mundo diferente y nuestro.
Y mientras yo me voy hundiendo en el amor antes de que partas otra vez.